De los años treinta hasta final de los cincuenta del siglo pasado sucedió lo que podríamos llamar la edad de oro de la cultura norteamericana. Se trataba de una sociedad en ebullición que crecía deprisa y desordenadamente. La mezcla de culturas dio lugar a una nueva música muy creativa de carácter eminentemente popular:
La Gran Crisis del 29 forjó a una generación que poco después se vería envuelta en la guerra mundial.
La contribución de EEUU fue decisiva tanto en el frente de Europa como en el Pacífico. En aquella guerra los americanos eran los buenos, representaban el mundo libre y podríamos decir que luchaban contra las fuerzas del mal. Los nazis encajaban perfectamente en ese perfil.
Y también los japoneses. El mítico ataque a Pearl Harbour sin previa declaración de guerra, fue el punto de partida de la brutal expansión del imperio del sol naciente en Asia y el Pacífico.
El imperio japonés tenía una estética arcaica con un sistema dictatorial coronado por un emperador que representaba el inmovilismo social. Mientras que la imagen de Estados Unidos en el mundo era de modernidad y democracia. Una vez terminada la guerra en 1945, los norteamericanos se convirtieron en la primera potencia mundial.
Los cómics se han considerado, en círculos académicos, como un arte menor: la propia palabra que los designa en castellano, “historietas”, contiene un diminutivo despreciativo que ilustra el escaso valor que les damos. Pues bien, desde los 30 hasta final de los 50 el cómic norteamericano creó una estética, una forma narrativa y un universo que no tiene nada que envidiar a ninguna otra corriente en la historia del arte. El llamado arte Pop posterior fue un subproducto que se aprovechó de aquella estética precedente, y se presentaba como otra novedad pasajera en el mundo del arte, que anda perdido hace ya demasiado tiempo. Pero aquella evocación no era el material auténtico, sino una imitación intelectualizada y pálida.
Aquellos cómics que nacieron en los 30 fueron conformando un leguaje que se desarrolló en diversos géneros: el terror, la ciencia ficción, guerra, policíacos o de intriga, súper héroes, el Far West y el romántico. Si bien todos tuvieron su público y su éxito, quizás ningún género captó tan bien aquel estilo de vida, con sus anhelos y sus miedos, como el romántico.
Vamos a ilustrar la vida de aquella época y lugar con una selección de viñetas procedentes de los cómics románticos —principalmente correspondientes al periodo que va desde 1946 hasta 1959, organizadas por conceptos—, que nos servirá para dar una imagen de lo que fue el siglo XX. En algún caso hemos recurrido a otros géneros, el policíaco o la ciencia y ficción, e incluso a algún cómic de los 30 o principios de los 60; pero excepcionalmente. El cómic romántico o rosa americano después de los 60 pierde su frescura y creatividad, se vuelve tonto: quizás porque la sociedad se había acomodado; y también por el código de censura implacable con el que el macartismo reprimió la libertad de expresión en todos los medios de la época.
Los guiones de estos cómics eran muy esquemáticos y correspondía principalmente al dibujante desarrollar la narrativa. Por lo general se movían dentro de unos esquemas muy trillados, pero de pronto siempre asoman situaciones o verdades interesantes que se escapan de esos lugares comunes, así como de la censura y su moralidad hipócrita que empezó a emplearse a fondo a partir de 1954.
Las editoriales y la mayor parte de los dibujantes eran neoyorkinos, y aunque es dudoso que fuesen racistas personalmente, sí reflejan el racismo de su tiempo con los negros: apenas aparece ninguno en esas historias, ni siquiera en los combates de boxeo. Como si no existieran.
El público del cómic rosa era predominantemente femenino, así que las historias giraban principalmente en torno de mujeres, buscándose a sí mismas en una sociedad dominada por los hombres. Y sin embargo hay que decir también que sorprende el grado de modernidad en comparación no sólo con un pasado no tan alejado, sino con el resto de las sociedades de la época: pensemos en el papel de la mujer en la España de los años 50 para situarnos.
Podríamos destacar el genio de Bill Ward tanto como narrador como cuando dibuja su fascinante tipo de mujer, que eclipsa a los hombres a su alrededor:
El talento narrativo de Ogden Whitney para cualquier género, incluido el romántico:
Lo mismo que John Rosenberger, Al Hartley, Bill Fix, Sam Citron o John Prentice:
Mujeres como la elegante y misteriosa Alice Kirkpatrick y sus triángulos amorosos:
La chispeante Ann Brewster o la exuberante Valerie Barclay:
Sin olvidar la potencia dramática de Simon y Kirby, y su asombrosa producción:
El exotismo y sentido de la aventura de Warren King en sus escarceos por el género romántico:
O los momentos para el romance en las tramas fatídicas del género negro de Pete Morisi.
Por poner los ejemplos más llamativos de toda aquella generación de narradores de cómics.
Después de los 60 el cómic rosa desapareció. En los 70 surgió una corriente underground; y el género de terror y fantasioso en la línea de Conan el Bárbaro, se revitalizó con talentos como Frank Frazetta, Richard Corben o Berni Wrightson. Hoy en día los súper héroes ocupan la mayor parte de los cómics, y de vez en cuando sigue saliendo algo interesante por ahí. Pero ya no tiene el brillo que tienen las cosas al principio cuando empiezan, como en aquella década que vamos a ilustrar.
Hemos mejorado el contraste y un poco el color de las imágenes escaneadas que hemos encontrado, pero sin pasarse. Sin embargo, la calidad impecable de los dibujos se veía desmejorada con un uso abusivo de la tinta posterior por parte de la editorial, y la calidad barata del papel en que se imprimían aquellos cómics ha desmejorado sensiblemente su conservación a lo largo del tiempo. Casi todas proceden del excepcional archivo de http://comicbookplus.com, que contiene una colección espectacular del cómic principalmente americano de aquella época, con un trabajo muy meritorio detrás que merece nuestro mayor reconocimiento.
A excepción de 3 historias que hemos traducido directamente, y que incluimos el enlace al final, todas las imágenes aparecen con el texto original en inglés. Si el lector tuviera algún problema con alguna viñeta en particular, puede preguntar sin problema y lo traduciremos en un momento.
El comic rosa norteamericano de los años 40 y 50 por temas: una imagen del siglo XX:
La primera viñeta; chico conoce chica; la cita; la puerta; el teléfono; deprisa; el trabajo; sombras; chicas; díselo bailando; solas; el valor del dinero; la prensa; New York City; el taxista; espejos; en avión; ley y orden; ella y él; la lluvia; la ventana; desórdenes mentales; locura; el influjo de la luna; noche de fiesta; de pesca; acuático; el beso; la camarera; el lado pobre de la ciudad; el parque; secretarias; lágrimas; tranvías, metros y autobuses; en la cuerda floja; sueños, ensueños y pesadillas; las malas compañías; la tormenta; armas de mujer; el arte; política; palabras; matrimonio; el automóvil; el cine; la noche; lobos; pensamientos; papá; sola en la cama; misterioso; la muerte; el fuego; el tiempo que pasa; ambición; perdidos; crimen y castigo; sí, no, sí pero no; médicos y enfermeras; el sexo y el éxtasis; días de radio; días de tele; secretos; tres; mentiras; homicidios; la huida; atrapados; un día en el campo; amor cósmico; la caída; despedidas; The End; algunos extras sueltos.
3 cómics traducidos:
The Other Woman's Game (El juego de la otra mujer), publicado por Lev Gleason / Comic House en Julio de 1952, en "Boy Loves Girl" nr.25, dibujo de Dick Rockwell.
Perhaps to Dream (Tal vez soñar), pubicado por Lev Gleason / Comic House en Junio de 1950 en “Boy Meets Girl” nr.3, dibujo de Jerry Grandenetti
He vs She (Él contra ella), publicado por American Comics Group / ACG en Octubre de 1958 en “My Romantic Adventures” nr.94
Un gran trabajo
ResponderEliminarGracias