Ulises se acerca de noche a la casa y se la queda mirando a cierta distancia solo junto al pozo. Levanta la cabeza para ver el cielo estrellado con la luna llena, y se sienta y sigue mirando hacia las luces de la casa. Las ventanas están abiertas y escucha las voces que le llegan de dentro, y entonces reconoce la de una mujer que se pone a cantar una canción que escuchó hace mucho tiempo. Le distraen los lejanos ladridos de un perro, y entonces se asoma para ver el fondo del pozo y siente su oscura humedad como si fuese el aliento frío de otro mundo. Por fin ha llegado y se siente a las puertas del final de su viaje, y mirando las estrellas y la luna tan llena, y un poco más allá las luces de la casa con las voces de fondo, decide quedarse ahí sentado hasta que se apaguen. Después se queda un rato más, hasta que por fin se levanta y pasea hasta llegar a la playa. Busca su hueco entre las rocas y se acomoda para dormir. Se ha acostumbrado al ruido del mar, y sin ganas de pensar demasiado se da cuenta de que todas las luces en el cielo de una noche son el reflejo del sol de ayer y también del de mañana.
Toda una reflexión al final del camino....
ResponderEliminarSaludos