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jueves, 29 de septiembre de 2016

Buscando a Giorgione 4: Zorzo y la Venus.

La Pinacoteca de los Maestros Antiguos de Dresde está situada en una de las alas del Palacio Zwinger. Durante los bombardeos de febrero del 45 el palacio fue destruido como prácticamente la totalidad del centro histórico de la ciudad, y reconstruido después de la guerra. Da a una espaciosa y diáfana plaza redonda, que conecta con el monumental edificio de la Ópera estatal de Sajonia, también destruido en los bombardeos y reconstruido después. Un poco más allá queda el Elba, que debe ser lo único que aquel bombardeo no pudo destruir: un río amplio y caudaloso que ha ido siguiendo su cauce en busca del mar desde antes de que el ser humano apareciese en escena en este planeta.

La Venus de Giorgione es una de sus joyas y destaca en el sector del Renacimiento como un cuadro único y distinto entre todo los demás. La iluminación de la sala quizás sea demasiado justa, y lamentablemente no tiene un asiento delante en el que poderte sentar para contemplarla cómodamente un buen rato. Sin embargo, te dejan sacar fotos de los cuadros, cosa no demasiado frecuente en los museos.

Óleo sobre tela, 108,5 x 1,75 cm
En 1525 Marcantonio Michiel vio en casa de Gerolamo Marcelo una “Venus desnuda durmiendo en un paisaje, pintado por la mano de Zorzo de Castelfranco; pero el paisaje y Cupido fueron terminados por Tiziano”, según anotó en su cuaderno.


En su crónica de 1638 Ridolfi añadió que el cupido sujetaba un pequeño pájaro en la mano. El cuadro fue luego de la casa Marcello a la Casa de Este, y en 1699 adquirido para la colección del rey Augusto de Sajonia. 8 años después lo registraban como “Venus con Cupido, original de Giorgione".


Giorgione se inspiró en la Afrodita de Cnido y transformó la idea a su manera. La Venus se nos muestra durmiendo, o tal vez sólo ensimismada en su mundo; reclinada contra ese paisaje de fondo y como fuera de contexto con esa elegante ropa de cama. Sus piernas se entrelazan entre sí y su brazos con su cuerpo, y en su axila parece dibujarse el sexo que más abajo se cubre con la mano.


Las líneas curvas de la Venus se mezclan con las líneas básicas del paisaje, y construyó sus diversas fases en diagonal para completar la diagonal de la figura principal.


La V de Venus:


Según comenta Wolfgang Eller en su catálogo de obras de Giorgione, las radiografías prueban que Tiziano pintó sobre un cuadro ya terminado, de manera que sólo efectuó modificaciones. Sabemos que el almohadón era blanco antes de que fuese rojo y que el trozo de tierra sobre la cabeza de la Venus era proporcionalmente menor. Sin embargo Giorgione cambiaba de plan en sus cuadros y no tenía problema en repintar lo que había pintado si la idea se lo pedía, así que resulta complicado evaluar la contribución de Tiziano: en cualquier caso tiene que haber sido menor puesto que no es creíble que repintara la mayor parte de un cuadro que no se parece en nada a los suyos. El Cupido que estaba a los pies de la Venus se tapó en 1837 y destapó en 1843, pero estaba en tan mal estado que se volvió a tapar. Si desapareció con el tiempo fue porque realmente no tenía mucho sentido.

Vemos 2 construcciones que no deben estar ahí por casualidad.


El tronco cortado por el hacha transmite una cierta idea de finitud y de muerte, que sirve de contrapunto a la exuberancia de toda esa vida que se nos muestra; y también nos deja ver mejor el espacio con el arbolito de follaje disperso que une el cielo y la tierra, ubicado en el centro de la composición entre lo lejano donde se acaba la vista, y lo más cercano.


Como dijo Michiel, la Venus "está durmiendo en un paisaje". Mezcla dos niveles de realidad, el de la Venus y el del paisaje, estableciendo una conexión que funciona secretamente. Podría ser que el paisaje fuese otro cuadro de fondo, con el que la muchacha tendría alguna relación; o el decorado de sus sueños o pensamientos en ese momento. Pero también podría verse como un paisaje realzado con la figura de una Venus que le da una dimensión humana: como si al paisaje le diese una cara .

A diferencia de la Afrodita de Cnidos, que se da cuenta de que la observan mientras se desnuda y hace ademán de taparse ante la intromisión, Giorgione pintó a su Venus con los ojos cerrados, abstraída en sí misma y en sus propias sensaciones, ajena a quien le esté mirando y como si estuviese en otra parte.


Un ramillete de 5 pequeñas flores blancas silvestres de 6 pétalos acompaña a la Venus sobre la hierba.
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Es muy posible que Giorgione recibiese el encargo de pintar la tela con motivo del matrimonio de Marcello con Morosina Pisani en octubre del 1507. 

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