Para presentar la canción que hemos escogido de Aristide Bruant, recurriremos a una de las crónicas que desde París envió Santiago Rusiñol, con dibujos de Ramón Casas, al diario La Vanguardia, reunidas y publicadas bajo el titulo de “Desde el Molino”. Edición de 15 de febrero de 1891: “Montmartre por las noches”.
“Cantaba Ivette Guilbert. Su fama era naciente, y a la segunda copla aplaudía ya todo el mundo entusiasmado.
Así fue, en efecto. La hija adoptiva del barrio de los artistas, fue bajando a medida que fue subiendo, llevando en su garganta los cantos de la poblada montaña y hoy coronada por la gloria, mimada por el mundo elegante, va sembrando por donde pasa algo de ese argot pintoresco y expresivo nacido en la falda de la colina.
Para oír ese lenguaje del pueblo en toda su pureza y característica variedad hay que sentarse en una vetusta mesa de los Mirlitons y oír entonar á Bruant las coplas escritas y compuestas por él mismo.
Todas las noches, los pintores acuden a bandadas para escucharle. Allí se disfruta de la más amplia libertad; allí pueden exponerse las más novísimas teorías de arte sin temor de que nadie se ruborice y la palabra es para todos, y todos pueden usarla y abusar de ella si conviene.
El café de Bruant es pequeño. Tan pequeño, que cuando acude un parroquiano más de los acostumbrados, tiene que esperar plaza vacante, como si se tratara de entrar en la sesuda Academia de la historia. Bruant introduce al recién llegado, lo coloca donde puede, dicta ordenes severas para que le traigan un vaso de cerveza, mientras que los de adentro le reciben cantándole una canción poco aduladora y le dirigen la palabra como amigos conocidos de antigua fecha.
Bruant, por la calle, lleva inmenso gabán de peluche; gran sombrero de castor y holgado tapabocas que le da varias vueltas por el cuello. Tres o cuatro perros de aguas le acompañan (desde que una Maritornes le mató un pato amaestrado que le seguía a todas partes) y su típica silueta es conocida en todo el barrio de Montmartre.
Lámparas de hierro forjado; bajo relieves con patina amarillenta; croquis a la pluma; fragmentos de madera esculpida; vasos y ánforas de formas inesperadas; litografías de antaño y otros cien objetos más rodean el retrato de Bruant, y éste paseándose con aire majestuoso, canta sus canciones más celebradas.
Canta los crímenes de la Villette; canta el canal legendario de aguas enlutadas con la guillotina en el fondo elevándose en terrible silueta; canta las miserias de Ménilmontant; con sus tortuosas callejuelas y sus solares desiertos, con la ortiga brotando del abandono; con su población miserable acampando alrededor del cementerio del Père Lachaise, en el que se ven desfilar los entierros como vagas apariciones; canta las hecatombes del matadero con el más ferviente realismo; canta las angustias de Saint Lazare, con todos los horrores de aquel hospital inmenso y con su voz cavernosa adquiere la solemnidad de un profeta que narra a su alegre auditorio las angustias todas, todas las desdichas que palpitan ignoradas como en dilatado desierto, en este París que pone en música lo mismo sus glorias que sus más negras desventuras.
Y lo mismo que en casa Bruant son innumerables los rincones, cervecerías, sótanos y cafés donde la voz resuena hasta altas horas de la noche: en el Clou, con su público de bohemios entre las escenas de Pierrot pintadas por el delicado y espiritual pincel de Villette; en el Chat Noir, célebre por su decoración fantástica; en la Cigale; en el Européen. Por todas sus grietas y chimeneas, de todas sus puertas y ventanas, Montmartre lanza sus notas como lluvia de arte; lluvia que al remontarse en vapor convida a respirar ese aroma misterioso que vaga por el gran barrio. París, febrero. Santiago Rusiñol.“
La canción es soberbia e inusual, incluso hoy en día resulta original. Musicalmente no buscaba la complejidad, sino algo más simple y directo: una melodía con su estribillo, y un acompañamiento mínimo. Las estrofas están bien estructuradas y la historia combina situaciones como en una novela. Detrás del lenguaje coloquial y el argot que menciona Rusiñol, no hay ningún descuido sino una sensibilidad poética sin sentimentalismos: muestra las cosas con cierto distanciamiento, pero sin dejar de mirarlas con humanidad. En el fondo, no le gustaba Montmartre y el submundo parisino, y en cuanto reunió una cierta fortuna, se compró una especie de castillo en el campo y se fue de París. Aunque volvía de vez en cuando.
Esta canción la debió componer hacia 1884 para promocionar el cabaret el Chat Noir; antes de montarse el suyo propio, Le Mirlinton, en 1885. La grabación es de 1906 o por ahí.
“El gato negro”, ¡cantado por Aristide Bruant!
La lune était sereine (La luna estaba serena)
Quand sur le boulevard, (cuando por el boulevar,)
Je vis poindre Sosthène (vi aparecer a Sosthène)
Qui me dit : Cher Oscar! (Que me dijo: querido Oscar,)
D'ou viens-tu, vieille branche ? (¿de dónde vienes, viejo amigo?)
Moi, je lui répondis: (Yo le contesté:)
C'est aujourd'hui dimanche, (Pues ya ves, hoy es domingo)
Et c'est demain lundi ... (y mañana es lunes.)
Je cherche fortune, (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre! (en Montmartre.)
Je cherche fortune; (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre, le soir. (en Montmartre, al anochecer.)
La lune était moins claire, (La luna estaba menos clara)
Lorsque je rencontrai (Cuando me encontré a)
Mademoiselle Claire (la señorita Claire)
A qui je murmurai: (a la que dije en voz baja:)
Comment vas-tu, la belle? (¿cómo te va, guapa?),
- Très bien, et vous? Merci. (Muy bien, ¿y usted? Gracias.)
- A propos, me dit-elle, (Por cierto, me dijo ella)
Que cherchez-vous, ici ? (¿qué está buscando por aquí?)
Je cherche fortune, (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre! (en Montmartre.)
Je cherche fortune; (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre, le soir. (en Montmartre, al anochecer.)
La lune était plus sombre, (La luna estaba más sombría,)
En haut les chats braillaient, (en lo alto los gatos se lamentaban)
Quand j'aperçus, dans l'ombre, (Cuando percibí, en la sombra,)
Deux grands yeux qui brillaient. (dos grandes ojos que brillaban.)
Une voix de rogomme (Una voz, cascada)
Me cria : Nom d'un chien! (me gritó: ¡cagon diez!)
Je vous y prends, jeune homme, (Queda detenido, joven,)
Que faites-vous ? - Moi... rien... (¿qué está usted haciendo? ¿Yo? Nada…)
Je cherche fortune, (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre! (en Montmartre.)
Je cherche fortune; (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre, le soir. (en Montmartre, al anochecer.)
La lune était obscure, (La luna estaba oscura,)
Quand on me transborda (cuando me llevaron)
Dans une préfecture, (a una comisaría,)
Où l'on me demanda: (donde me preguntaron:)
Etes-vous journaliste, (¿es usted periodista,)
Peintre, sculpteur, rentier, (pintor, escultor, rentista,)
Poète ou pianiste? ... (poeta o pianista?)
Quel est votre métier? (¿Cuál es su oficio?)
Je cherche fortune, (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre! (en Montmartre.)
Je cherche fortune; (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre, le soir. (en Montmartre, al anochecer.)
“Cantaba Ivette Guilbert. Su fama era naciente, y a la segunda copla aplaudía ya todo el mundo entusiasmado.
Bajo aquel armazón alto y delgado; dentro de aquellas espaldas misteriosas, flacas y caídas, aquel público adivinó un alma penetrante que había de abrirse paso en este París ávido de originalidad y de nuevas sensaciones, y comprendió que el sarcasmo envuelto en velada ironía que brotaba de aquellos labios estrechos y expresivos sería coronado por el éxito, y que pronto la entonces debutante, dejaría el nido de Montmartre, para volar hacia barrios más opulentos.
Así fue, en efecto. La hija adoptiva del barrio de los artistas, fue bajando a medida que fue subiendo, llevando en su garganta los cantos de la poblada montaña y hoy coronada por la gloria, mimada por el mundo elegante, va sembrando por donde pasa algo de ese argot pintoresco y expresivo nacido en la falda de la colina.
Para oír ese lenguaje del pueblo en toda su pureza y característica variedad hay que sentarse en una vetusta mesa de los Mirlitons y oír entonar á Bruant las coplas escritas y compuestas por él mismo.
Todas las noches, los pintores acuden a bandadas para escucharle. Allí se disfruta de la más amplia libertad; allí pueden exponerse las más novísimas teorías de arte sin temor de que nadie se ruborice y la palabra es para todos, y todos pueden usarla y abusar de ella si conviene.
El café de Bruant es pequeño. Tan pequeño, que cuando acude un parroquiano más de los acostumbrados, tiene que esperar plaza vacante, como si se tratara de entrar en la sesuda Academia de la historia. Bruant introduce al recién llegado, lo coloca donde puede, dicta ordenes severas para que le traigan un vaso de cerveza, mientras que los de adentro le reciben cantándole una canción poco aduladora y le dirigen la palabra como amigos conocidos de antigua fecha.
Bruant, por la calle, lleva inmenso gabán de peluche; gran sombrero de castor y holgado tapabocas que le da varias vueltas por el cuello. Tres o cuatro perros de aguas le acompañan (desde que una Maritornes le mató un pato amaestrado que le seguía a todas partes) y su típica silueta es conocida en todo el barrio de Montmartre.
En su casa, viste garibaldina encarnada, medias botas y pantalón de terciopelo; lleva rubias melenas (y esto en su casa como fuera de ella) que sirven de marco a un rostro inteligente y afeitado y anda cimbreándose, como marino en tierra firme, en medio de los bibélots que se amontonan en aquella característica morada.
Lámparas de hierro forjado; bajo relieves con patina amarillenta; croquis a la pluma; fragmentos de madera esculpida; vasos y ánforas de formas inesperadas; litografías de antaño y otros cien objetos más rodean el retrato de Bruant, y éste paseándose con aire majestuoso, canta sus canciones más celebradas.
Canta los crímenes de la Villette; canta el canal legendario de aguas enlutadas con la guillotina en el fondo elevándose en terrible silueta; canta las miserias de Ménilmontant; con sus tortuosas callejuelas y sus solares desiertos, con la ortiga brotando del abandono; con su población miserable acampando alrededor del cementerio del Père Lachaise, en el que se ven desfilar los entierros como vagas apariciones; canta las hecatombes del matadero con el más ferviente realismo; canta las angustias de Saint Lazare, con todos los horrores de aquel hospital inmenso y con su voz cavernosa adquiere la solemnidad de un profeta que narra a su alegre auditorio las angustias todas, todas las desdichas que palpitan ignoradas como en dilatado desierto, en este París que pone en música lo mismo sus glorias que sus más negras desventuras.
Y lo mismo que en casa Bruant son innumerables los rincones, cervecerías, sótanos y cafés donde la voz resuena hasta altas horas de la noche: en el Clou, con su público de bohemios entre las escenas de Pierrot pintadas por el delicado y espiritual pincel de Villette; en el Chat Noir, célebre por su decoración fantástica; en la Cigale; en el Européen. Por todas sus grietas y chimeneas, de todas sus puertas y ventanas, Montmartre lanza sus notas como lluvia de arte; lluvia que al remontarse en vapor convida a respirar ese aroma misterioso que vaga por el gran barrio. París, febrero. Santiago Rusiñol.“
La canción es soberbia e inusual, incluso hoy en día resulta original. Musicalmente no buscaba la complejidad, sino algo más simple y directo: una melodía con su estribillo, y un acompañamiento mínimo. Las estrofas están bien estructuradas y la historia combina situaciones como en una novela. Detrás del lenguaje coloquial y el argot que menciona Rusiñol, no hay ningún descuido sino una sensibilidad poética sin sentimentalismos: muestra las cosas con cierto distanciamiento, pero sin dejar de mirarlas con humanidad. En el fondo, no le gustaba Montmartre y el submundo parisino, y en cuanto reunió una cierta fortuna, se compró una especie de castillo en el campo y se fue de París. Aunque volvía de vez en cuando.
Esta canción la debió componer hacia 1884 para promocionar el cabaret el Chat Noir; antes de montarse el suyo propio, Le Mirlinton, en 1885. La grabación es de 1906 o por ahí.
“El gato negro”, ¡cantado por Aristide Bruant!
La lune était sereine (La luna estaba serena)
Quand sur le boulevard, (cuando por el boulevar,)
Je vis poindre Sosthène (vi aparecer a Sosthène)
Qui me dit : Cher Oscar! (Que me dijo: querido Oscar,)
D'ou viens-tu, vieille branche ? (¿de dónde vienes, viejo amigo?)
Moi, je lui répondis: (Yo le contesté:)
C'est aujourd'hui dimanche, (Pues ya ves, hoy es domingo)
Et c'est demain lundi ... (y mañana es lunes.)
Je cherche fortune, (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre! (en Montmartre.)
Je cherche fortune; (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre, le soir. (en Montmartre, al anochecer.)
La lune était moins claire, (La luna estaba menos clara)
Lorsque je rencontrai (Cuando me encontré a)
Mademoiselle Claire (la señorita Claire)
A qui je murmurai: (a la que dije en voz baja:)
Comment vas-tu, la belle? (¿cómo te va, guapa?),
- Très bien, et vous? Merci. (Muy bien, ¿y usted? Gracias.)
- A propos, me dit-elle, (Por cierto, me dijo ella)
Que cherchez-vous, ici ? (¿qué está buscando por aquí?)
Je cherche fortune, (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre! (en Montmartre.)
Je cherche fortune; (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre, le soir. (en Montmartre, al anochecer.)
La lune était plus sombre, (La luna estaba más sombría,)
En haut les chats braillaient, (en lo alto los gatos se lamentaban)
Quand j'aperçus, dans l'ombre, (Cuando percibí, en la sombra,)
Deux grands yeux qui brillaient. (dos grandes ojos que brillaban.)
Une voix de rogomme (Una voz, cascada)
Me cria : Nom d'un chien! (me gritó: ¡cagon diez!)
Je vous y prends, jeune homme, (Queda detenido, joven,)
Que faites-vous ? - Moi... rien... (¿qué está usted haciendo? ¿Yo? Nada…)
Je cherche fortune, (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre! (en Montmartre.)
Je cherche fortune; (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre, le soir. (en Montmartre, al anochecer.)
La lune était obscure, (La luna estaba oscura,)
Quand on me transborda (cuando me llevaron)
Dans une préfecture, (a una comisaría,)
Où l'on me demanda: (donde me preguntaron:)
Etes-vous journaliste, (¿es usted periodista,)
Peintre, sculpteur, rentier, (pintor, escultor, rentista,)
Poète ou pianiste? ... (poeta o pianista?)
Quel est votre métier? (¿Cuál es su oficio?)
Je cherche fortune, (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre! (en Montmartre.)
Je cherche fortune; (Busco fortuna)
Autour du Chat Noir, (cerca del Chat Noir)
Au clair de la lune, (bajo el claro de luna)
A Montmartre, le soir. (en Montmartre, al anochecer.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario